Artículo  publicado por Vicenç Navarro en el diario digital EL PLURAL, 25 de abril de  2011
 
Este  artículo critica los recortes del gasto público sanitario en Catalunya y en  España, considerándolos innecesarios y altamente perjudiciales pues afectan  negativamente la calidad del sistema sanitario público, en sí ya limitada por su  subfinanciación. 
El  artículo denuncia la campaña promovida por los medios de mayor difusión del país  (incluidos la televisión pública catalana TV3) que presentan tales recortes como  necesarios para reducir el déficit del estado, ignorando otras alternativas  tales como la subida de los impuestos de aquellos sectores de la población de  renta superior que se beneficiaron enormemente de los recortes fiscales llevados  a cabo en los últimos quince años. 
El  artículo presenta también otras fuentes de recaudación que harían innecesarios  tales recortes.
 
Los  profesionales y empleados del sector público sanitario catalán se han movilizado  en contra de los enormes recortes del gasto público sanitario que ha impuesto el  nuevo gobierno de la Generalitat, como parte de sus medidas de austeridad,  necesarias –según tal gobierno- para reducir el déficit y cumplir los requisitos  establecidos por Bruselas.
A este argumento  se ha sumado otro proveído por el Conseller de Salut, el Sr. Boi Ruiz quién,  antes de ser nombrado para ocupar tal cargo, había sido Presidente de la  Patronal Hospitalaria privada. El Conseller Boi Ruiz indicó, en una entrevista a  la televisión pública catalana TV3, que los recortes eran necesarios para salvar  la sanidad pública, pues, en caso de no realizarse, la sanidad pública se  colapsaría. 
En un debate de  tertulianos que siguió la entrevista al Conseller, todos los tertulianos  acentuaron la necesidad de hacer recortes, mostrando sus diferencias en como  deberían hacerse. 
No es pues  sorprendente que en una encuesta entre los televidentes del programa (muchos de  ellos de simpatías próximas a la sensibilidad nacionalista conservadora de TV3),  la enorme mayoría (el 78%) se declaraba a favor de los recortes.
Y toda una  batería de columnistas próximos al partido gobernante (que son muy abundantes no  solo en la televisión y radio pública del gobierno de la Generalitat sino  también en los mayores medios de difusión en Cataluña) acentuaron la necesidad  de tales recortes. 
Una voz  representativa es Pilar Rahola, la cual, en su columna de La Vanguardia,  reproducía los argumentos que había dado el Conseller, atribuyendo las enormes  manifestaciones en contra de los recortes a la proximidad de las campañas  electorales municipales y sindicales, quejándose de la politización que la  oposición estaba haciendo de tales recortes que ella consideraba  necesarios.
Tal  argumento ignora que los recortes son, en realidad, motivados políticamente  respondiendo a intereses particulares en lugar de generales. 
Tales recortes,  en un sistema público escasamente financiado, significan un daño considerable al  sector sanitario catalán. 
El gasto público  sanitario per cápita de Catalunya es de 1.410 euros estandarizados (euros  homologados en su capacidad de compra en países de distinto nivel de riqueza) y  de 1.744 en España, siendo los más bajos de la UE-15 cuyo promedio es de 2.102,  y ello a pesar del crecimiento muy notable de tal gasto durante el periodo  2003-2010, en que la Generalitat estuvo gobernada por las  izquierdas. 
Cataluña, cuyo  PIB per cápita es el 120% del promedio de la UE-15, tiene un gasto público  sanitario per cápita de solo el 80% del promedio de la UE-15. Catalunya se gasta  solo el 4.5% del PIB en sanidad, frente al 6.7% en España y el 7.5% en la  UE-15.
El problema no es el  excesivo gasto público sino los escasos ingresos al estado 
Tales recortes no solo son muy perjudiciales sino  que son innecesarios. 
En realidad el  bajo gasto público sanitario per cápita no es, como las derechas nacionalistas  constantemente acentúan, debido “al expolio de Catalunya por parte de España”,  sino a las políticas fiscales regresivas llevadas a cabo en el estado español  (incluyendo el catalán) con el apoyo de CiU. España y Cataluña tienen los  ingresos al estado más bajos de la UE-15. Solo el 34% del PIB, comparado con el  44% en la UE-15 y el 54% en Suecia. 
Ni que decir  tiene que el históricamente heredado centralismo del estado español explica que  todavía haya una sobrecarga de “solidaridad” de Cataluña con España en los  intercambios fiscales entre el estado central y el gobierno autonómico catalán,  sobrecarga que debe corregirse (el déficit fiscal de Catalunya respecto al  Estado es mayor que el que ocurre en sistemas federales como Alemania y EEUU) y  se estaba corrigiendo durante los pactos fiscales que tomaron lugar durante el  gobierno tripartito, entre tal gobierno y el gobierno central. 
Pero acentuar  esta dimensión (muy rentable políticamente para los nacionalistas y  secesionistas) es ocultar el mayor expolio que no es de nación sino de clase  social, es decir el hecho de que las clases pudientes catalanas (en alianza con  las clases pudientes castellanas y de otros pueblos y naciones de España) no  están contribuyendo al estado en la medida que deberían, y ello como  consecuencia de la regresividad de las políticas fiscales (que se acentuarán con  los recortes de los impuestos a los grupos más pudientes de la población como el  impuesto de sucesiones, y la propuesta eliminación del gravamen de las rentas  superiores aprobado por el gobierno de izquierdas anterior) y del elevado fraude  fiscal en el que incurren sobre todo las rentas superiores.
Un caso  semejante ocurre a nivel de todo el estado. El déficit total de la sanidad  española es de 15.000 millones de euros, una cantidad que representa la mitad de  la cifra que los propios inspectores de Hacienda del Ministerio de Economía han  indicado que podría corregirse revirtiendo las reformas regresivas que se  hicieron en los últimos quince años (con el apoyo de CiU) y que afectarían a  solo una minoría de la población. 
Como indicó en  su día el Fondo Monetario Internacional, dos terceras partes del déficit  estructural del Estado español (que incluye al gobierno central y a los  autonómicos) se debe a los recortes de impuestos que han ido tomando lugar en  España (y en otros país de la UE-15) durante los últimos quince años. El boom  inmobiliario y su elevado crecimiento económico había ocultado este déficit  estructural del estado, que apareció con toda claridad cuando el boom  inmobiliario estalló.
El déficit,  pues, debería reducirse no mediante los recortes de gasto público sino a través  de la reversión de las políticas fiscales regresivas que han ido ocurriendo  durante estos años. 
Y esto aplica  tanto al Estado Central como a los estados autonómicos. En realidad, el Estado,  incluyendo la Generalitat de Catalunya, ya tiene los medios para corregir esta  regresividad fiscal.
Es más, hay  medidas que serían enormemente populares como hacer impuestos finalistas para la  sanidad grabando el tabaco y el alcohol (que tienen los impuestos más bajos de  la UE-15), así como exigir a las Mutuas Patronales que paguen los costes de los  enfermos por causas laborales (que representan casi el 18% de pacientes  hospitalarios) y que hoy no pagan. Ninguna de estas alternativas se está  considerando.
 
Las consecuencias de la pobreza del sector  público
Lo que el sistema sanitario requiere es más, no menos fondos.  Se exagera la evaluación positiva de la población del sistema sanitario español,  considerándola como “excelente”, lo cual no concuerda con los  datos. 
La evaluación  del sistema público sanitario español es un aprobado alto (6.4), que ni siquiera  llega a notable. Y ello se debe a la subfinanciación, de la cual la medicina  privada se beneficia. España y Cataluña tienen el gasto menor en la sanidad  pública y el gasto mayor en la privada de los países de la UE-15. 
La segunda viene  determinada por la primera. Y estos recortes beneficiarán a la privada, la cual  aumentará incluso más mediante la desgravación del aseguramiento privado, medida  que los conservadores-neoliberales propondrán. 
Los  profesionales que trabajan en el sector privado están mal pagados y es un  insulto considerar sus reivindicaciones resultado de la necesidad de calentar el  patio consecuencia de las elecciones sindicales.
Una última  observación. Los recortes tan notables que están ocurriendo en la sanidad  pública catalana se presentarán como “modelos a seguir” en las otras Comunidades  Autonómicas. Y su origen es la presión que el Estado (tanto central como  autonómico) está recibiendo del Fondo Monetario Internacional y de las fuerzas  conservadoras-liberales que dominan las instituciones europeas.
Tales presiones  se presentan como necesarias a fin de “tranquilizar a los mercados financieros”,  fórmula que se utiliza constantemente para justificar los enormes recortes de no  solo la sanidad sino también de la educación pública y otros componentes del  estado del bienestar. 
En este  argumento se ignora deliberadamente que, tal como indiqué antes, el déficit del  estado (tanto central como autonómicos) puede reducirse mediante el aumento de  los impuestos de los grupos que se beneficiaron más de las políticas  neoliberales que se han estado imponiendo a la población durante estos años,  alternativa que nunca es considerada. 
De ahí que el  consenso que se está intentando crear alrededor de la necesidad de aceptar los  recortes de gasto público sanitario y social, sea un intento claramente político  y propagandístico, apologético de las relaciones de poder existentes en nuestro  país, sin que tenga validez científica. 
Si el estado  autonómico (central y autonómico) tuviera las mismas políticas fiscales que, por  ejemplo, Suecia, el estado español ingresaría más de 200.000 millones de euros  más de los que ingresa ahora, cantidad más que suficiente para evitar los  recortes de gasto social, reduciendo el déficit del estado. 
Que ello no se  haga se debe al enorme dominio que las fuerzas conservadoras y neoliberales  tienen en nuestro país. Así de claro.