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La Confederación USO es una organización sindical libre e independiente,creada y dirigida por los propios trabajadores, que viene luchando desde 1960 por hacer realidad las reinvicaciones de los trabajadores. La USO es solo un sindicato,es decir para la USO la principal actividad es la defensa de los trabajadores y sus intereses. Por ello no tenemos vinculación con ningún partido politico, patronal o institución ajena a nuestra propia organización sindical.

USOC forma parte de la Confederación USO, siendo su representación en Cataluña, y como tal defiende el valor de la independencia sindical frente a partidos políticos y gobiernos, como el bien más preciado del sindicalismo.

USOC asume integramente como propia la declaración de Principios y los objetivos contenidos en los estatutos de la Confederación USO, así como su Carta Funfacional, su trayectoria histórica, su patrimonio cultural, su aportación a la lucha del movimiento sindical, por la Libertad y la Democracia, y su esfuerzo por consolidar un proyecto sindical autónomo e independiente.

USOC, desde su posición de ser el mayor sindicato independiente de nuestra Comunidad, defiende los intereses de las personas, de todo tipo de trabajadores, independientemente de su puesto de trabajo como desempleados y autónomos, y busca transformar le economía para construir una sociedad más justa y solidaria.

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domingo, 9 de febrero de 2014

El papel de los médicos en Catalunya ¿héroes o villanos


Carme Pérez, radióloga y abogada. Presidenta del Comité de Empresa del Hospital de Sant Pau de Barcelona, centro sanitario en el que trabaja desde 1979, se pregunta en este artículo porque el colectivo médico de Catalunya se mantiene en silencio ante la situación sanitaria en Cataluña. ¿Cómo se puede justificar que las organizaciones médicas no se pronuncien sobre el desmantelamiento de la sanidad pública catalana y sobre la gravísima incidencia que esas políticas están teniendo sobre la población?
Tras una introducción sobre el papel de los médicos y dos ejemplos históricos de comportamiento como verdugos y como víctimas, Carme Pérez se centra en las causas que pueden haber motivado la inhibición de la mayoría de médicos de Catalunya ante el proceso de desmantelamiento de la sanidad pública que estamos viviendo.
Al final del artúculo, una esperanza ante las prúximas elecciones en el Colegio de Médicos. Una oprtunidad para renovar cargos y romper el silencio.
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“Y por fin tomó partido de hacerse médico de partido, que fue el peor partido que pudo tomar”. (Francisco de Quevedo)
A lo largo de la historia los médicos han tenido un papel relevante en la sociedad. No me refiero exclusivamente a la indiscutible incidencia de su actividad profesional en íntima relación con los avances de la medicina sobre la salud de la población, sino a su influencia social como colectivo y a las consecuencias de su vinculación con el poder político vigente en cada momento.
Como es sobradamente conocido, y no está en modo alguno reservado al colectivo médico, en las situaciones más críticas es donde se pone de manifiesto lo mejor y lo peor de cada uno; la contraposición entre héroes y villanos es inseparable de los conflictos bélicos y de las crisis humanitarias. Sin intención de hacer una descripción histórica exhaustiva, basten dos ejemplos contrapuestos: los denominados “juicio de los doctores” y “complot de los médicos”.
Juicio de los doctores nazis
El “juicio de los doctores” fue el primero de los doce juicios por crímenes de guerra, genocidio y delitos contra la humanidad, que tuvieron lugar en Nuremberg tras finalizar la Segunda Guerra Mundial. Veinte de los 23 acusados eran médicos (Brack, Rudolf Brandt y Sievers eran oficiales nazis) y todos elllos fueron acusados de planear y llevar a cabo experimentos médicos sin el consentimiento de los afectados, tanto en pacientes hospitalarios como en prisioneros en los campos de concentración; experimentos médicos durante los cuales se cometieron asesinatos, torturas, atrocidades y otros actos inhumanos. También fueron acusados de planear y llevar a cabo el asesinato masivo de personas estigmatizadas, como ancianos, débiles, enfermos incurables o psiquiátricos, entre otros, mediante gaseamiento, inyecciones letales, desnutrición y otros medios. Esos “actos médicos” fueron realizados en residencias, asilos, hospitales y otras instituciones sanitarias durante el Programa de Eutanasia, legalmente vigente durante el gobierno del Partido nacionalsocialista que había accedido al poder -conviene no olvidarlo- tras obtener la mayoría absoluta. Siete de los imputados fueron condenados a muerte, otros siete fueron absueltos y el resto fue condenado a penas de privación de libertad entre 10 años y cadena perpetua (que fue conmutada por 15 o 20 años de prisión).
El “Complot de los Médicos” es el nombre dado a una supuesta conspiración dirigida por prestigiosos médicos de la Unión Soviética, mayoritariamente judíos, a los inicios de 1953. El objetivo de esta supuesta conspiración consistía en asesinar a altos dirigentes políticos soviéticos aprovechando los tratamientos médicos de éstos. Tras la muerte del dictador Iósif Stalin en marzo de 1953, los máximos jefes del Partido Comunista de la Unión Soviética admitieron que ese supuesto complot no había existido nunca y se había tratado de una farsa planificada por el propio Stalin, usando a médicos judíos como pretexto para una nueva y sangrienta purga dentro del régimen.
En el primer caso, verdugos, en el segundo, víctimas. Pero conviene recordar -porque la memoria a veces es débil- que los médicos condenados en Nuremberg y cuyas conductas se perciben unánimemente como absolutamente reprobables y condenables, gozaron de gran prestigio profesional, reconocimiento público, poder e influencia social durante el largo período en que las estuvieron realizando y que, además, esas conductas no sólo contaban con la aprobación de la autoridad política sino que se realizaban al amparo y en cumplimiento de la legalidad vigente en aquel momento. Y la disidencia o la mera crítica conllevaba no sólo estigmatización social o profesional, sino la eliminación física; aún así, hubieron opositores.
Defunciones en Cataluña entre 1975 y 2012. FOTO: Generalidad de Cataluña.
Salvando todas las distancias que, afortunadamente, son infinitas, ¿alguien puede explicar el silencio del colectivo médico ante la situación sanitaria en Cataluña? ¿Cómo se puede justificar que las organizaciones médicas no se pronuncien sobre el desmantelamiento de la sanidad pública catalana y sobre la gravísima incidencia que esas políticas están teniendo sobre la población? No se trata ya de la defensa de los derechos laborales de los profesionales, que también están siendo grave e injustamente lesionados; se trata de defender el derecho de nuestros pacientes a una asistencia sanitaria digna y equitativa. Durante el año 2012, y a pesar de haberse venido manteniendo estable desde el año 2007, el número de defunciones en Cataluña se ha incrementado en un 5,3%. Son datos oficiales publicados por el Instituto de Estadística de Catalunya (Idescat), y ese mismo organismo asegura que la tasa de mortalidad (defunciones por cada 1.000 habitantes) se sitúa en el 8,4‰ en Cataluña. Por ámbitos territoriales, las tasas más altas se registran en las Tierras del Ebro (10,4‰) y el Alto Pirineo y Arán (10,3‰). De las 41 comarcas, 27 superan la media catalana, y presentan los valores máximos El Pallars Jussà (16,3‰) y El Priorato (13,9‰).
La causa puede vincularse directamente con los recortes en sanidad que la Generalidad ha realizado durante los últimos años, pues no se han registrado graves brotes epidemiológicos que justifiquen ese incremento. De hecho, las primeras pancartas de las manifestaciones contra la reducción del presupuesto para la sanidad pública ya alertaban que “los recortes matan”, y, por desgracia, parece ser que no era una exageración. Así lo creen el 78% de los médicos, según los datos oficiales que han sido publicados por el sindicato Metges de Catalunya. ¿Algún comentario por parte de los directivos y responsables médicos de los ervicios y de los Hospitales de Cataluña? ¿Alguna denuncia o actuación por parte de las organizaciones colegiales o asociaciones de profesionales? ¿…?
Los datos estadísticos que han sido publicados por el Defensor del Paciente, y que no han sido desmentidos oficialmente, ponen de manifiesto que Cataluña es la segunda comunidad autónoma con más pacientes en lista de espera: un total de 83.500 personas, sólo precedida por Andalucía (95.000) y seguida en tercer lugar por Madrid (70.000). Y se mantiene el silencio.
Pero es que la complicidad culpable de los que deberían levantar la voz y oponerse o, cuando menos, manifestar alguna disconformidad contra el gravísimo perjuicio social que está produciendo la actual política sanitaria en Cataluña, va todavía más allá aceptando y, en algunos casos, incluso colaborando activamente en la introducción y mantenimiento del istema de doble puerta de entrada de pacientes; es decir: utilización de recursos financiados con dinero público para realizar actividad privada. Esta práctica supone, de facto, poner precio a las listas de espera, ya que se crean dos listas diferenciadas y dos velocidades distintas de atención asistencial, las cuales funcionan en razón de la capacidad económica de los pacientes y favorecen a aquellos que tienen más recursos.
Aunque no hay datos oficiales, parece ser que cada vez más hospitales financiados por la Generalidad se apuntan al carro de la atención privada. La doble puerta de entrada se extiende al abrigo de los recortes, que mantienen plantas y quirófanos cerrados a pesar de las dolorosas listas de espera del servicio catalán de la salud (CatSalut). Estos recursos “infrautilizados” se venden ahora al que los paga de su bolsillo. Esta es la realidad, lo demás es retórica.
El ejemplo más conocido es el del Hospital Clínico de Barcelona, un centro de referencia internacional que abrió en el año 2000 Barnaclínic, empresa de asistencia privada que utiliza instalaciones y profesionales del hospital, que perciben por esa actividad privada generosas retribuciones adicionales. A pesar de que esa entidad funciona como “privada”, recibe 12 millones de euros anuales de los presupuestos públicos de la Generalidad de Cataluña y, a pesar de eso, la distribución de sus beneficios y la retribución de los profesionales se mantiene en un absoluto secreto. Según publicaba hace unos mesesEl País, lo mismo ocurre en una decena de hospitales concertados y bajo control público: eluden dar explicaciones bajo el argumento de que se trata de un tema sensible sobre el que no hay que “hacer demagogia”. Y sigue el silencio.
¿Conflicto de intereses por parte de los profesionales? Pues que cada uno juzgue por sí mismo: en algunos de estos centros sanitarios, los médicos que atienden a pacientes “públicos”, atienden también pacientes “privados”, fuera o dentro del horario contratado y retribuido para realizar actividad “pública”. Los incentivos para derivar a los pacientes a la vía de pago no son desdeñables; un cirujano cobra poco más de 100 euros si opera para la sanidad pública fuera de su jornada laboral, mientras que se puede embolsar miles de euros si lo hace para la sanidad privada pero es que, además, y con la única finalidad explicable de maximizar el beneficio y disminuir el coste -el de la entidad y el de los profesionales- los médicos involucrados en estas actividades privadas suelen constituir sociedades profesionales a través de las que perciben la retribución de la institución que es la que gestiona la asistencia y el cobro directo al cliente privado. Es decir, los médicos mantienen una doble vinculación: laboral y mercantil, con el mismo centro y para realizar la misma actividad, lo que permite que ambos ahorren la obligada cotización a la Seguridad Social que correspondería a esas retribuciones extraordinarias si no las organizaran a través de esa sociedad instrumental, además de obtener así otros beneficios fiscales. Y algunos, encima, se atreven a sacar pecho y aseguran que lo hacen para beneficiar y prestigiar a la institución y no porque persigan ningún afán lucrativo.
A pesar de los interrogantes que estas prácticas suscitan, esta convivencia público-privada no está regulada más allá de lo que establece la Ley general de sanidad: “Las normas de utilización serán iguales para todos”. Solo hay códigos éticos y recomendaciones voluntarias por parte de muy pocas entidades pero, en la práctica, el oscurantismo es total y cuando algunos disidentes se atreven a cuestionar esta forma de participación médica por su incuestionable finalidad lucrativa y por favorecer la inequidad respecto a los ciudadanos con menores recursos, el silencio se convierte en clamor por parte del grupúsculo de afines alnuevo orden sanitario contra aquellos que osan cuestionar esos tan nobles fines y, en el colmo de la desvergüenza, se invoca la ética y la deontología para conseguir que el silencio se mantenga y se consiga de una vez acallar esa molesta disidencia. No se trata, todavía, de una eliminación física pero la persecución personal y la campaña difamatoria orquestada por esos nuevos camisas pardas contra todos los que no mantienen el silencio decidido por el alto mando médico de Cataluña, no es inocente ni es casual.
Pero lo más preocupante, como decía Luther King“no es el grito de los malos, sino el silencio de los buenos”Y así nos va.
Nota: El próximo día 12 de febrero se celebran elecciones en el Colegio de Médicos de Barcelona para elegir Junta y Compromisarios. ¿Seremos capaces de romper el silencio?
Carme Pérez
Fuente: Crónica global

Indignant! #BoiRuiz aplica la multa mínima a la Mútua #Terrassa per cobrar a un pacient públic

Indignant! #BoiRuiz aplica la multa mínima a la Mútua #Terrassa per cobrar a un pacient públic

Antía Castedo lo cuenta en El País: Salud impone una multa mínima de 6.012 euros a la Mutua de Terrassa, uno de cuyos médicos derivó al enfermo al servicio privado, mientras que Justiniano Villarán pagó casi 9.000 euros por la operación.
Tenemos que manifestar nuestra indignación ante tamaña injusticia.
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El Departamento de Salud ha cerrado el caso de Justiniano Villarán, el paciente que se vio obligado a pagar casi 9.000 euros para ser operado en la Mútua de Terrassa cuando tenía derecho a ser intervenido por la sanidad pública. Y lo ha hecho con la mínima sanción posible al hospital, 6.012 euros, por dos faltas administrativas graves. El médico que le operó, Juan Luis Maestro de León, está imputado tras ser denunciado por estafa en el juzgado de instrucción 3 de Terrassa. Salud no ha adoptado medidas contra el facultativo. La Mútua se ha negado a ofrecer su versión a este diario.
Villarán, de 52 años, sufría un dolor insoportable causado por un síndrome piramidal —el músculo del mismo nombre situado en la nalga y que comprime el nervio ciático—. En junio de 2012 fue derivado desde su hospital de referencia, el Parc Taulí de Sabadell, al Hospital Universitario Mútua Terrassa para ser atendido por el neurocirujano Juan Luis Maestro de León. Ante la injustificable tardanza de este centro para darle cita y los dolores que mantenían al enfermo postrado en cama y con una severa depresión, Villarán explica que acudió desesperado a la consulta privada del Maestro de León, en la Policlínica Treton, buscando una solución.
Allí, Maestro de León le dijo que la operación era “urgente”, pero que no podía hacerla a cargo del Servicio Catalán de la Salud (CatSalut) porque el hospital público carecía del material necesario, algo que luego la Mútua negó. Los instrumentos, añadió, eran suyos y si quería ser operado debería ser en la misma Mútua de Terrassa, pero en la parte privada que tiene el hospital. Aunque la Mútua se financia en más de un 90% con los fondos públicos que le aporta el Servicio Catalán de la Salud (CatSalut), realiza también actividad privada bajo la marca de la Clínica, que utiliza los mismos quirófanos y médicos del hospital universitario.
Villarán acabó pagando 6.000 euros al médico por la operación, además de 2.200 euros más que fueron a parar a la Clínica Mútua Terrassa por los costes de hospitalización, entre otros gastos. Maestro de León operó a Villarán en esas instalaciones, pero lo hizo cobrando en lugar de cargarlo a la sanidad pública. Villarán siempre ha mantenido que pidió al médico en repetidas ocasiones que le operase por lo público, algo a lo que este se negó pese a que estaba en su derecho.
La sanción acordada por el Departamento de Salud, sin embargo, no es por la confusión provocada por esta doble puerta de entrada que posibilitó que un paciente derivado desde un hospital público acabase pagando por ser operado. Según la resolución, firmada por el propio consejero Boi Ruiz el 15 de octubre de 2013, Villarán acudió “por iniciativa propia” a la consulta privada de Maestro de León. Salud solo sanciona a la Mútua por “vulnerar las normas de diligencia, custodia y conservación de la historia clínica”. Uno de los argumentos que utiliza la Clínica Mútua Terrassa para publicitarse en su página web es el hecho de “poder contar con las prestaciones del hospital universitario” y una “comunicación directa y permanente”, ya que “cuenta con la tecnología propia de un hospital universitario de alto nivel que no se puede encontrar, por regla general, en las clínicas privadas ni en las consultas médicas particulares”.
El médico Maestro de León hizo que el enfermo acabara en la clínica privada
EL MÉDICO CAZADOR El doctor Juan Luis Maestro de León, el de la polémica por el cobro a un paciente de la sanidad pública, tiene una faceta menos conocida. En 2009, en un safari en Sudáfrica, cerca de la frontera con Botsuana, cobró el cocodrilo que aparece con él en la foto, algo que, como señala en una web cinegética, siempre había soñado hacer.
La Mútua alega que nunca recibió la orden de derivación “preferente” del paciente desde el Parc Taulí de Sabadell, razón por la cual nunca le programaron consulta a Villarán, lo que provocó que este acudiera a la consulta privada y acabase pagando. Sin embargo, el Parc Taulí ha justificado a Salud que tramitó la petición por el conducto correcto y “habitual” entre ambos centros, el fax.
Salud cree acreditado que el servicio de neurocirugía recibió la derivación, “aunque con posterioridad se hubiese extraviado, lo que imposibilitó programar la visita preferente del paciente”. Por esto, sanciona a la Mútua con una multa de 3.006 euros, la mínima establecida por ley para una falta grave.
El resto de la multa —otros 3.006 euros— por una segunda falta grave corresponde a otra resolución contra la Clínica Mútua de Terrassa, por “falta de veracidad diagnóstica”, porque aunque Villarán fue operado por un síndrome piramidal, en varios documentos de su historia clínica figura que la razón fue una “hernia discal”.
La Clínica Mútua de Terrassa alegó que carece de tarifa para la intervención del síndrome piramidal, razón por la cual se equiparó a la de una hernia discal “a efectos de costes”. Esta resolución sancionadora la firma también el consejero de Salud.
La familia del paciente está indignada con la actuación del Departamento de Salud. “Es vergonzoso que, después de todo lo que hemos denunciado y probado, la consejería solo condene problemas con los documentos”, denunció Francisco, hermano de Justiniano.

¿Sanidad pública o dictadura sanitaria? ¿Y qué sucede en Catalunya?

¿Sanidad pública o dictadura sanitaria? ¿Y qué sucede en Catalunya?

Segunda parte del artículo de Àngels Martínez Castells y Albano Dante Fachín, La primera parte del documento aquí.
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sanidadpublicaodictadurasanotaria¿Y qué sucede en Catalunya?

Tampoco en los hospitales concertados catalanes podemos apreciar ningún beneficio derivado de una supuesta competitividad. Al contrario. Las hipotéticas mejoras, que podrían comportar nuevos y mejores contratos para más personal sanitario, para atender mejor a los pacientes…, pueden ir a parar —y en muchos casos van— a las cuentas de resultados de empresas privadas propiedad de algún amigo. O a las contabilidades B de los corruptos que el sistema conlleva. También en Catalunya, los asesores tecnócratas han sido los que traspasan sin vergüenza alguna las puertas giratorias que confunden el sector privado y el público de la sanidad, y defienden los intereses de las empresas, inversores, corporaciones, laboratorios o industrias farmacéuticas y químicas en la sanidad pública. Durante este año 2012, hemos podido verlo —y sufrirlo— en Catalunya. Hemos visto cómo, en el año 1995, un gestor de una entidad sin ánimo de lucro (Ramon Bagó) cerraba la cocina del hospital de Mataró y la adjudicaba a su propia empresa (el grupo SEHRS). Hemos visto cómo este mismo gestor recibía contratos irregulares por valor de 12 millones de euros de manera irregular. Hemos visto cómo –quizá con el dinero ahorrado gracias a una gestión mejor– un responsable sanitario contrataba informes falsos a la empresa de otro gestor por valor de 800.000 euros. Hemos visto cómo –quizá con el dinero ahorrado gracias a una gestión magnífica– dos hospitales comarcales se gastaban 330.000 euros en alquileres, comisiones, viajes y restaurantes, de los cuales nadie ha podido ver ni una sola factura… Hemos visto tantas cosas, que podríamos llenar unas cuantas hojas más como ésta.
Y a pesar de todas estas evidencias, y llevados por un momento de bondad, supongamos que –tal como ellos mismos pregonan– esta élite en gestión sanitaria tiene la varita mágica de la gestión. Aceptemos, por un momento, que sus conocimientos “de experto” consiguen ahorrar en la prestación de servicios sanitarios. ¿Qué beneficio obtiene el ciudadano de esta supuesta excelencia si, después, los ahorros conseguidos, en vez de repercutir en la mejora de los servicios, se apartan de la gestión de lo que es público, de todas y todos, y van a parar directamente a la cuenta de resultados, o a las empresas privadas, o a las contabilidades B, o a los bolsillos de los amigos, de sus intereses y de la sanidad privada? También en Catalunya, gracias a su docta gestión, las listas de espera se han disparado como nunca, y empeoran las condiciones de vida de la gente que espera entrar en un quirófano. Además, en Catalunya tenemos, desgraciadamente, víctimas de los “ahorros” y de los recortes de la estafa. Lo pueden negar desde la Conselleria de Salut, pero también —como en Valencia— acabarán saliendo cifras y nombres… La lástima es que ya no se podrá evitar el desastre.
Y, por otro lado, ¿qué incentivos tienen estos “expertos” para hacer su trabajo y recomendar, por ejemplo, el desmantelamiento del Institut Català de la Salut? (Hablamos del informe de la consultora PWC, hecho según Boi Ruiz gratis et amore). ¿Qué esperan, a cambio de su asesoría, de sus informes? ¿El reconocimiento de la ciudadanía? ¿La aprobación boquiabierta del Parlament? ¿O, en cambio, el premio es el ascenso, el privilegio, una sensación de poder —que, desgraciadamente, hace que las cosas empeoren— y la presunta comisión furtiva? Estas preguntas nos llevan a la tercera disyuntiva…

Consejos de administración vs control democrático

¿Quién vigila el trabajo de nuestros “expertos”? ¿Quién marca los objetivos de los “expertos” y controla que su gestión sitúe la salud de la ciudadanía en el centro del sistema? ¿A quién tienen que dar cuenta de sus actos y de las consecuencias sociales de éstos? En Catalunya, un diputado del Parlament, la máxima representación del poder popular, no tiene ninguna potestad ni autoridad para pedir explicaciones sobre lo que hacen los gestores de los hospitales concertados. Por ejemplo, si un diputado pregunta por la cuantía de los contratos recibidos por un empresario estrechamente ligado a CiU, la respuesta es: «Estos hospitales no dependen directamente de la Generalitat y, por lo tanto, no disponemos de esta información». Es decir, que la mitad del mayor presupuesto de la Generalitat —la que corresponde al sector concertado— está totalmente fuera del control ciudadano. Y no hablamos de comités de barrio ni de asambleas revolucionarias al estilo chavista. No. Hablamos del Parlament de Catalunya, que, gracias a la privatización de la gestión sanitaria, se convierte en un envoltorio sin capacidad fiscalizadora real y —lo que es aún peor— sin capacidad alguna para imponer directrices ni objetivos. De este modo, nos damos cuenta de que la “política sanitaria” ya no se decide ni en los ayuntamientos ni en los parlamentos, sino en los consejos de administración de entidades donde el interés general aparece siempre —si aparece— después del interés de accionistas o de los empresarios amigos que tienen que recibir su contrato anual.
Para escapar de cualquier control, incluso se escabullen de la Sindicatura de Comptes, porque, si el síndico más honesto consigue superar los “amiguismos” políticos y las sociovergencias que todo lo tapan, se puede encontrar con una formidable muralla legal: el servicio del hospital concertado o contratado puede ser público, pero el contrato se ha firmado acogiéndose al derecho privado. Y, en ese caso, únicamente el Tribunal de Cuentas (otro órgano de dudosa eficacia y escasísima transparencia) pueda quizá decir algo —tarde y, probablemente, mal–, con la tara, además, de que “atenta contra nuestra soberanía”. Porque lo que queda claro en sanidad es que nuestro derecho a decidir, el ejercicio del derecho de autodeterminación, como lo entiende la sociovergencia, pasa necesariamente por el hecho de que el mal gobierno de Catalunya pueda maltratar y privar de sus derechos a nuestros enfermos y a nuestras enfermas. Y si os cuesta creerlo, sólo tenéis que ver en la hemeroteca los aspavientos que se hicieron cuando el Tribunal Constitucional, desde Madrid, derogó, con argumentos que no son los nuestros, el euro por medicamento…

Tendencias deseables

Evidentemente, la actual gestión directa de los servicios sanitarios —representada en Catalunya por el ICS— presenta importantes deficiencias en materia de transparencia. Pero mientras que la capacidad ciudadana de fiscalizar y controlar la gestión que se realiza en el ICS es muy, pero que muy, limitada, controlar lo que se hace en el sector concertado es totalmente imposible. En lo referente a la eficacia —mantra de los “expertos” sanitarios—, es cierto que al sector netamente público le queda mucho camino por recorrer y muchas mejoras por interiorizar. Pero no es menos cierto que es prácticamente imposible medir esta “eficacia” en los centros concertados, que escapan totalmente de la fiscalización de gestión y de resultados de las instituciones democráticas, cosa que convierte en un dogma de fe la mejor gestión que hacen nuestros expertos.
Pero más allá de esto, hay un aspecto en el cual un sistema de gestión directa, de gestión pública de lo público, siempre será mejor que el más eficaz de los equipos de gestión privada: y es que pase lo que pase, se produzcan los problemas que se produzcan, éstos siempre podrán ser discutidos, debatidos y solucionados de manera democrática, ciudadana y soberana.
Para conseguirlo, sólo nos es necesario ahondar más en el funcionamiento democrático de las instituciones y, sobre todo, necesitamos una ciudadanía con empoderamiento, participativa y que crea de verdad que la política debe velar por sus necesidades, mejorar el ejercicio de sus derechos y responder con claridad y sin excusas delante del pueblo. Nuestra sanidad no tiene sólo que vendar nuestras heridas, sino que debe ayudar a cohesionar a nuestra sociedad, a mejorar la equidad, a reducir las diferencias.
Albano Dante, Fundador y director de la revista Cafèambllet
Angels Martínez i Castells, Presidenia de Dempeus per la salut pública
Angels Martínez i Castells, Presidenia de Dempeus per la salut pública

Boi Ruiz ocultó al Parlament 650 casos de niños con malnutrición

Boi Ruiz ocultó al Parlament 650 casos de niños con malnutrición


  • El titular de Salut solo reconoció 10 menores mal alimentados por razones económicas
  • El ‘conseller’ admite este nuevo grupo con carencias por pobreza en una carta a Ribó
Aspecto del comedor de una escuela de Terrassa abierta el año pasado. Foto: ALBERT BERTRAN
El conseller de Salut, Boi Ruiz, ocultó al Parlament 650 casos de carencias alimentarias en niños en Catalunya por razones económicas. Ello se deduce al comparar la respuesta ofrecida el pasado 21 de enero por Ruiz a una pregunta de las diputadas del PSC Marina Geli y Eva Granados con la misiva que el departamento envió al Síndic de Greuges, Rafael Ribó, la semana pasada. La pregunta de Geli y Granados versaba sobre cuántos eran los niños diagnosticados de «malnutrición o carencias alimentarias». Ruiz replicó citando los casos de desnutrición causados por otras enfermedades, y no por la crisis: 91. También citó «10 casos con un código social que recoge problemas relacionados con la falta de alimentos adecuados». Y ahí se quedó.
El pasado jueves, el Síndic de Greuges recibió una información ampliada. En esa carta se citan las dos primeras cifras y también las de «95 niños que viven situaciones de pobreza extrema y 555 niños que pertenecen a familias con ingresos bajos». Sobre estos 650 casos, que no aparecían en la respuesta parlamentaria, se especifica que las carencias que sufren no han causado enfermedades ni requieren actuaciones que no sean preventivas. Pero también en relación a los «10 casos con un código social que recoge problemas relacionados con la falta de alimentos adecuados» se especifica que no existe enfermedad, y fueron incluidos.
Los números que Salut emplea en la carta al Síndic desglosan el origen del conflicto: los 751 niños desnutridos. Cuando Ribó presentó en agosto su informe sobre problemas alimentarios por la crisis, cifró en 50.000 los niños catalanes con malnutrición y agregó que no se había detectado desnutrición, pero que cuando se pidió información al Govern, su vicepresidenta, Joana Ortega, aportó el dato de que había 751 niños con desnutrición relacionada con la pobreza.
CUANDO EL PROBLEMA NO EXISTÍA / Preguntada por el asunto, Salut se limitó ayer a reenviar la carta remitida a Ribó, subrayando las partes que indican que los 650 menores no están enfermos. Pero en la misiva también se admite la existencia de los 751 desnutridos de Ortega. Esa parte no fue subrayada. Ruiz afirmó en septiembre que la malnutrición por razones económicas no existe en Catalunya y descartó, en consecuencia, tomar medidas. Pero Salut dice en la carta que está mejorando protocolos de detección de estos casos.
Fuente: El Periódico

Anticorrupció demana tres anys de presó per a l'exdelegat de la Generalitat José Ignacio Cuervo per estafar l'ICS

Anticorrupció demana tres anys de presó per a l'exdelegat de la Generalitat José Ignacio Cuervo per estafar l'ICS

Publica l’Ara
També demana dos anys de presó per a l'exgerent de l'Hospital de Sant Pau Jordi Varela, per haver ajudat Cuervo a enganyar l'ICS amb un doble contracte
La Fiscalia Anticorrupció demana tres anys de presó per a l'exdelegat de la Generalitat a Madrid i ex tinent d'alcalde de Barcelona José Ignacio Cuervo per un delicte d'estafa, en haver cobrat de l'Institut Català de la Salut (ICS) mentre treballava i cobrava també de l'Hospital de Sant Pau. El fiscal també demana dos anys de presó per a l'exgerent del Sant Pau Jordi Varela per cooperació necessària, ja que hauria ajudat Cuervo a cobrar dos sous per la mateixa feina. El ministeri públic demana a Cuervo que retorni els 47.000 euros cobrats indegudament.

En la seva qualificació provisional, la Fiscalia acusa Cuervo i Varela d'idear un estratagema perquè l'exdelegat del Govern amb el tripartit no perdés el nivell d'ingressos al qual estava acostumat com a polític, i, alhora, la Fundació de Gestió Sanitària del Sant Pau no hauria de pagar-li tot el sou. Per això, Cuervo va amagar a l'ICS, del qual era funcionari, que també cobraria de l'Hospital per fer la mateixa feina per la qual era retribuït per l'administració pública.
Quan CiU va entrar al Govern a finals del 2010, Cuervo va preveure que seria destituït, i va voler recuperar la seva plaça de funcionari com a inspector mèdic de l'ICS, tot i que la categoria ja no existia. El desembre del 2010 Varela, gerent de la fundació de gestió sanitària del Sant Pau, va sol·licitar la cessió de Cuervo a l'Hospital durant sis mesos pel desplegament del campus d'excel·lència de la Universitat Autònoma de Barcelona, els treballs tècnics del pla funcional del nou institut de recerca i la creació d'un nou centre d'innovació.
Al juny, Bachs, gerent de la fundació privada del Sant Pau, va signar un altre contracte amb Cuervo, tampoc comunicat a l'ICS, perquè l'expolític assessorés la construcció d'un nou estabulari, les instal·lacions on viuen els animals utilitzats en recerca i experimentació, objectiu pel qual Cuervo, segons alguns testimonis, no estava preparat. A més, aquesta feina no estava contemplada en el seu contracte amb l'ICS, cosa que hauria suposat que l'organisme li hagués deixat de pagar el sou. Però ni Cuervo ni el Sant Pau ho van comunicar. Tot i això, el fiscal demana l'absolució per a Bachs, ja que considera que no hi ha proves que conegués l'engany.
En total, de gener a octubre, Cuervo va cobrar més de 47.000 euros de l'Hospital de Sant Pau, cosa que no va comunicar a l'ICS, que li seguia pagant el sou corresponent.

El director de l'ICS, Enric Argelagués, va dir al jutge instructor que desconeixia el doble contracte i que si ho hagués sabut ho hauria comunicat als serveis jurídics. El director de recursos humans, Xavier Saballs, també va assegurar desconèixer el doble sou i va dir que Cuervo no podia cobrar dos cops per la mateixa feina en el cas del primer contracte. En el segon contracte, que tenia un objectiu diferent, havia d'haver demanat la compatibilitat, cosa que Cuervo no va fer.

Catalunya Obrera Nº 77 Gener 2014



Catalunya Obrera Nº 78 Febrero 2014



domingo, 3 de noviembre de 2013

El CatSalut estudia compensar un recorte aplicado a 50 altos cargos en 2012

El CatSalut estudia compensar un recorte aplicado a 50 altos cargos en 2012

El CatSalut estudia compensar un recorte aplicado a 50 altos cargos en 2012
Hace dos años vieron como se les ajustaba el sueldo, igual que al resto de empleados de la Generalidad en situación similar. Ahora, se estudia que recuperen casi toda la parte recortada. Se trata de altos cargos dependientes de la sanidad autonómica catalana, afectada por intensos recortes presupuestarios en los últimos años.
Redacción
 
Miércoles, 30 de octubre de 2013 - 18:01 
Josep Maria Padrosa, director del Servicio Catalán de la Salud
Josep Maria Padrosa, director del Servicio Catalán de la Salud / FOTO: TV3
El Servicio Catalán de la Salud (CatSalut), que depende de la Consejería de Salud, está estudiando una maniobra legal para hacer que medio centenar de sus altos cargos que en 2012 se vieron afectados por los recortes de sueldo aplicados por la Generalidad pasen a cobrar casi lo mismo que entonces, según informa este miércoles El País.
Esta medida llegaría a la vez que la Administración autonómica ha decidido mantener el recorte de una paga extra a los trabajadores públicos, que la sufren también desde 2012.
Según la información del diario del grupo Prisa, estos cerca de 50 altos cargos estaban cobrando hasta 2012 entre un 10% y un 15% de su retribución total en forma de complementos variables -es decir, por objetivos o por conceptos similares-. Unos complementos variables que el Gobierno autonómico recortó, justamente a partir de 2012, a todos los trabajadores públicos.
Padrosa presentó el plan
Dos años después, el CatSalut habría encontrado una forma de esquivar y revertir legalmente este recorte. Según un documento interno que el propio director del CatSalut,Antoni Padrosa, habría presentado al resto de directivos, el procedimiento sería el de convertir la mayor parte de este complemento variable en fijo, de forma que los altos cargos en cuestión lo volverían a cobrar.
Desde la Consejería de Salud han admitido que este plan se ha puesto encima de la mesa, pero se ha justificado explicando que el 50% de los altos cargos "son personal laboral" y que "ya han sufrido un decrecimiento muy importante en sus salarios".
En un comunicado, UGT de Cataluña ha considerado el proyecto del CatSalut como "un insulto a la ciudadanía", porque pretende "favorecer salarialmente a un colectivo VIP". El sindicato también considera que la Generalidad podría cometer un fraude de ley en caso de salir adelante este plan.

viernes, 1 de noviembre de 2013

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Cataluña blindará a los directivos sanitarios frente a los recortes

Cataluña blindará a los directivos sanitarios frente a los recortes

Salud defiende que los gestores han sufrido un “decremento salarial importante”

El plan permitiría a los responsables recuperar parte de los ingresos perdidos


A la izquierda Josep M. Argimon, director de la AQuAS, el consejero de Salud, Boi Ruiz, y Josep María Pedrosa, director del CatSalut. / JOAN SÁNCHEZ

El Servicio Catalán de la Salud (CatSalut), el organismo de la Generalitat de Cataluña responsable de la sanidad pública, quiere blindar el sueldo de sus altos cargos frente a los recortes. Y pretende hacerlo convirtiendo la parte variable de su sueldo en fija, para no perderla. Burlan así la orden del Gobierno autonómico que impide a los trabajadores del sector público cobrar complementos variables vinculados a la productividad o similares, medida articulada en la Ley de Presupuestos de 2012 para contener el gasto.
Más de 50 altos cargos se verían beneficiados por el plan. La parte variable suponía hasta el 10% o el 15% de los sueldos que estos directivos cobraban hasta 2012, en función de si eran mandos ordinarios o superiores. El plan previsto ahora es reducir la parte variable a solo el 3% del total del sueldo para los primeros y el 5% para los segundos. El resto pasaría a ser un complemento fijo y se cobraría de nuevo. Este ardid legal permitiría a los directivos recuperar buena parte del recorte sufrido hace un año, según consta en un documento interno al que ha accedido EL PAÍS y las actas de las reuniones. El CatSalut tenía el año pasado 480 empleados. El director del CatSalut,Josep Maria Padrosa, no estaría incluido entre los directivos afectados al tener una estructura salarial distinta.
El plan lo comunicó Padrosa en una reunión interna el pasado día 22 de octubre. Padrosa habló de que los altos cargos han sufrido un “doble recorte”, en referencia a la pérdida de este complemento y al tijeretazo que afecta a todos los empleados de la Generalitat. Los trabajadores del sector público han visto recortados en los últimos años sus sueldos un 5% —en una medida aprobada por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero en 2010— y cerca de un 7% adicional al perder una paga extra desde 2012, por los recortes aplicados en la Generalitat. Además, tienen el salario congelado desde hace cuatro años.
En el borrador en el que el CatSalut esboza el plan, la dirección reconoce que el contexto actual es de “contención del gasto”, pero a renglón seguido anuncia la medida que supondrá de facto una subida salarial a sus altos cargos. Un portavoz del Departamento de Salud explicó ayer que cualquier propuesta tiene que enmarcarse en lo que establezca la Ley de Presupuestos de 2014 y afirmó que estos cargos han sufrido un “decremento importante” en sus salarios, superior al del resto de trabajadores.

La sanidad catalana

El CatSalut canaliza el gasto sanitario de la Generalitat y acapara el 97,9% del presupuesto del Departamento de Salud (8.600 millones en 2012).
El organismo financia 70 hospitales y 367 centros de atención primaria (CAP), además de otros dispositivos sociosanitarios.
La Generalitat solo gestiona ocho hospitales. El resto los financia vía concierto con entidades públicas y privadas.
7,5 millones de catalanestienen la tarjeta sanitaria expedida por el CatSalut.
Josep Vendrell, diputado de ICV en el Parlamento catalán, calificó el proyecto de “impresentable”. “Es inaceptable que busquen una solución a los recortes solo para este colectivo, que no es el más vulnerable”, declaró el diputado. Vendrell ha presentado una batería de preguntas en el Parlamento autonómico para exigir explicaciones a la Generalitat. “¿Con qué autoridad pretende imponer el Gobierno recortes salariales al conjunto de trabajadores del CatSalut y del ámbito sanitario si se incrementa el salario del personal directivo?”, se preguntó.
ICV exigió conocer el coste anual que puede representar la medida y saber si el CatSalut se ha planteado dejar sin efecto los recortes también para el resto de los trabajadores. También ha preguntado al Gobierno si la Generalitat planea aprobar incrementos salariales para el personal directivo de otros ámbitos de la Administración.
Además del director, el CatSalut cuenta con 14 cargos de alta dirección, 12 mandos superiores y 41 mandos ordinarios, según la memoria de 2012. Salud no explicó ayer si todos ellos se verán beneficiados por el acuerdo. El Gobierno catalán aprobó en la Ley de Presupuestos de 2012 que el personal laboral no puede cobrar “retribuciones vinculadas a la productividad o conceptos análogos”. Esto impide que los altos cargos del CatSalut reciban este complemento, que se fija de forma individual.
La dirección del organismo considera, según el documento, que estos complementos “forman parte de la estructura retributiva” de este personal, por lo que “se debería haber entendido” que no estaban afectados por la Ley de Presupuestos. Como no fue así, “en la práctica no ha sido posible abonar esta retribución”.
La propuesta que refleja el documento es un acuerdo de interpretación del convenio colectivo, que tendría que aprobar la comisión paritaria encargada de vigilar el cumplimiento de la norma, en la que se sientan representantes de los trabajadores. Fuentes sindicales calificaron el plan de “agravio comparativo” con respecto a otros trabajadores, como muchos médicos o enfermeras, que tampoco cobran esta parte variable del salario.
Aunque los sueldos de todos los altos cargos no son públicos —algunos, incluido el del director, sí se pueden consultar— fuentes del organismo aclararon que las retribuciones del personal directivo oscilan entre los 50.000 y los 80.000 euros anuales. Joan Canals, responsable de políticas sanitarias de Comisiones Obreras, calificó el plan de “inmoral”. “En un momento en que se está recortando el sueldo a todo el mundo, buscan un apaño que favorece solo a los altos cargos”.